A mediado de los años noventa, cuando anuncie en una reunión familiar mi desición de estudiar literatura y hacerme escritora, mi padre me preguntó ¿de qué vas a vivir? En ese momento no lo sabía muy bien, y creo que así lo dí a entender por la cara de preocupación que puso mi padre ante mi vaga respuesta: "voy a vivir de escribir". Pues bien, no fue así de fácil.
Con el tiempo se va comprendiendo que solo un pequeño puñado de escritores logran mantenerse "dignamente" con la venta de sus libros. En los Estados Unidos, un país con miles de escritores y una fuerte industria editorial, se calcula que menos del 5% de los escritores alcanzan unos ingresos iguales o superiores a la media de los trabajadores en el país. En otros países con industrias editoriales menos desarrolladas y con promedios de lectura más bajos, ya pueden imaginarse la situación.
Pero entonces: ¿de qué viven los escritores? La mayoría de los que conozco deben compartir su pasión por la escritura con labores relacionadas como el periodismo, la publicidad (más de un copy es novelista), la industria editorial o del guión, la redacción freelance o la enseñanza de escritura creativa. Uno que otro logra atinarle de vez en cuando a un premio literario, pero esto es un ingreso casual en que dificilmente se puede hacer carrera. Los que no logran hacerse con un trabajo en estas áreas se desenvuelven en lo que pueden: meseros, bartenders o taxistas, cualquier cosa que les permita ganarse unos billetes para continuar escribiendo. "No solo de aire viven los seres humanos", se dice por ahí; y los escritores son seres humanos aunque algunos aseguren que ser escritor es una utopía. Y hasta una ficción.
Esta situación podría generar cierta alerta en los nuevos talentos -aventureros- que se lanzan cada día al oficio de la escritura; pero es una alerta que no detendrá a quienes la vocación arrastra sobre los más inverosímiles obstáculos. Si eres escritor y te toca vivir de otros oficios, disfrútalo, a lo mejor este camino te lleva por experiencias de vida más valiosas para tu escritura que la reclusión misántropa en cuatro paredes. Y si algún día tus padres o tus amigos te preguntan de que vas a vivir, puedes decirles: de las revistas y diarios que lees, de la publicidad que te seduce, de los aspirantes a escritores que buscan guía en algún curso; pero ante todo, en algún momento, de los libros que escribiré. Que eso no se te borre de la mente el gran objetivo, por dificil que parezca.
Por: C.l.o.V.
Con el tiempo se va comprendiendo que solo un pequeño puñado de escritores logran mantenerse "dignamente" con la venta de sus libros. En los Estados Unidos, un país con miles de escritores y una fuerte industria editorial, se calcula que menos del 5% de los escritores alcanzan unos ingresos iguales o superiores a la media de los trabajadores en el país. En otros países con industrias editoriales menos desarrolladas y con promedios de lectura más bajos, ya pueden imaginarse la situación.
Pero entonces: ¿de qué viven los escritores? La mayoría de los que conozco deben compartir su pasión por la escritura con labores relacionadas como el periodismo, la publicidad (más de un copy es novelista), la industria editorial o del guión, la redacción freelance o la enseñanza de escritura creativa. Uno que otro logra atinarle de vez en cuando a un premio literario, pero esto es un ingreso casual en que dificilmente se puede hacer carrera. Los que no logran hacerse con un trabajo en estas áreas se desenvuelven en lo que pueden: meseros, bartenders o taxistas, cualquier cosa que les permita ganarse unos billetes para continuar escribiendo. "No solo de aire viven los seres humanos", se dice por ahí; y los escritores son seres humanos aunque algunos aseguren que ser escritor es una utopía. Y hasta una ficción.
Esta situación podría generar cierta alerta en los nuevos talentos -aventureros- que se lanzan cada día al oficio de la escritura; pero es una alerta que no detendrá a quienes la vocación arrastra sobre los más inverosímiles obstáculos. Si eres escritor y te toca vivir de otros oficios, disfrútalo, a lo mejor este camino te lleva por experiencias de vida más valiosas para tu escritura que la reclusión misántropa en cuatro paredes. Y si algún día tus padres o tus amigos te preguntan de que vas a vivir, puedes decirles: de las revistas y diarios que lees, de la publicidad que te seduce, de los aspirantes a escritores que buscan guía en algún curso; pero ante todo, en algún momento, de los libros que escribiré. Que eso no se te borre de la mente el gran objetivo, por dificil que parezca.
Por: C.l.o.V.
La ventaja de no sobrevivir en el mundo con los dividendos de la escritura es que al hacer otros trabajos se encuentran historias reales que esperan ser convertidas en ficciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuando alguien me pregunta: ¿Y de qué vives?, siempre contesto como lo haría el mismísimo Cantinflas: "De puritito milagro, joven"
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